Monterrey, una historia de modernidad

En una región semiárida del noreste de México domina en el paisaje la silueta de una inmensa silla ecuestre, se trata del Cerro de la Silla que, alzándose majestuoso por encima de un valle, atestiguó la fundación de la ciudad metropolitana de Nuestra Señora de Monterrey en 1596 por Diego de Montemayor. Lejos de los circuitos comerciales del Virreinato, Monterrey tuvo un desarrollo aislado y era atacado y saqueado con frecuencia por indígenas nómadas que no formaron parte de la tradición agrícola sedentaria mesoamericana y no aceptaron integrarse a la vida urbana colonial.

Monterrey comenzó a cobrar notoriedad hasta el siglo XIX. El ejército estadounidense invadió y ocupó la ciudad de 1846 a 1848; la Batalla de Monterrey es el hecho más célebre de esta invasión debido a la resistencia que ofreció el ejército mexicano y por la valentía con la que participaron las mujeres, en la que destacaron María de Jesús Dosamantes y Josefa Zoraya. Más tarde, durante la Segunda Intervención Francesa, Monterrey fue sede del gobierno itinerante de Benito Juárez entre abril y agosto de 1864.

En la transición del siglo XIX al XX, durante el Porfiriato, llegó la industrialización. Surgieron importantes empresas en sectores como la siderurgia, el cemento y la producción de cerveza (la Cervecería Cuauhtémoc inició sus operaciones en 1890 y aún subsiste). Después de la Revolución mexicana, el desarrollo económico de la ciudad no se ha detenido y en la actualidad es una ciudad moderna con una infraestructura excelente que cuenta con parques, centros comerciales y buenas vialidades; también es sede de muchas de las empresas más importantes del país.

Ejemplo de este desarrollo es el Parque Fundidora, un parque urbano de acceso gratuito que se construyó en los terrenos que ocupó la Compañía Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey, fundada en 1900. Tiene una extensión de 144 hectáreas, de las cuales ochenta son de áreas verdes, dos lagos, 23 fuentes de agua, una pista de 3.5 kilómetros y un canal artificial de 2.5 kilómetros de longitud. Desde su fundación, en 2001, el Instituto Nacional de Antropología e Historia le otorgó el título de Museo de Sitio de Arqueología Industrial, ya que tiene 27 macroestructuras, 16 naves industriales y 127 piezas de museo de maquinaria y herramientas siderúrgicas.

La riqueza de Monterrey no solo es económica, el Cerro de la Silla fue nombrado Área Natural Protegida en la categoría de Monumento Natural en 1991 para asegurar la preservación de su belleza, de su vegetación semidesértica y de su fauna silvestre que incluye al murciélago trompudo, al felino jaguarundi, al oso negro y a la aguililla negra menor; además, es un área de recarga de los mantos acuíferos que abastecen de agua potable a la ciudad. En el Cerro de la Silla se pueden llevar a cabo actividades de deportes extremos y cuenta con un teleférico para que cualquier persona pueda admirar una magnífica vista de la ciudad.