¿Le temes a las alturas?
La sierra Espinazo del Diablo está en los límites de Durango y Sinaloa, y forma parte de la sierra Madre occidental. Entre sus montañas, barrancos, valles y precipicios corre el río Baluarte, que presta su nombre a una de las obras de ingeniería y arquitectura más importantes de la red de carreteras de México: el puente atirantado Baluarte Bicentenario, que cruza el río a 402 metros de altura.
Este puente es el tramo más emblemático de la autopista Durango-Mazatlán. Se empezó a construir el 21 de febrero de 2008 y se inauguró el 5 de enero de 2012. Su longitud es de 1124 metros, tiene 20 metros de ancho con cuatro carriles para la circulación de alrededor de 2000 vehículos particulares, de pasajeros y camiones de carga cada día, lo sostienen 12 pilares enormes y tiene 152 tirantes de acero. La autopista, junto con el puente, beneficia a muchos estados del norte del país, pues reduce el tiempo de traslado de Durango a Mazatlán (de 6 horas a 2.5 horas en coche y de 10 horas a 4 horas para los camiones de carga); esto promueve el crecimiento económico, el flujo del comercio y del turismo, ya que los puentes unen a la gente, acercan y comunican lugares.
El puente Baluarte Bicentenario es una proeza de la ingeniería mexicana, pues su construcción supuso la superación de muchas dificultades por el terreno tan accidentado en que se levantó, la participación de muchos trabajadores y la puesta en práctica del conocimiento de especialistas muy calificados. Además, al superar una barranca de 402 metros de altura, es el segundo puente atirantado más alto del mundo, superado únicamente por el de China, llamado Beipanjiang.
Quienes recorren la sierra noroccidental de México disfrutan de una vista inigualable de montañas, barrancas y valles esculpidos por el viento con el cielo de fondo. El puente Baluarte Bicentenario ocupa un merecido lugar en este paisaje espectacular y es un ejemplo, poco frecuente, de cómo las obras del ser humano se integran de manera armónica con las obras de la naturaleza.