Parque Nacional Lago de Camécuaro

En 1917 Venustiano Carranza declaró Parque Nacional al Desierto de los Leones, un bosque de pino ubicado en el suroeste de la Ciudad de México que entonces captaba la mayoría del agua que se usaba en la capital del país. Más de cien años después, esta es una historia viva, pues México cuenta con 67 parques nacionales que suman un área de 16 220 000 hectáreas. La Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente contempla los requisitos para que un lugar sea declarado Parque Nacional: debe ser un ecosistema con belleza escénica abundante en flora y fauna; tener interés científico, educativo e histórico; y ser propicio para el recreo turístico.

El Parque Nacional Lago de Camécuaro se encuentra en la ciudad de Tangancícuaro de Arista, Michoacán. Con una extensión terrestre de 5.43 hectáreas, el parque recibió la declaración a principios de la década de 1940 por el presidente Lázaro Cárdenas. El mayor atractivo del área es el lago, un manto acuífero de agua cristalina que proviene de manantiales que surten a los ríos Duero y Lerma. Este sitio es el hábitat natural del ciprés mexicano, un árbol endémico muy valorado por las culturas prehispánicas, mejor conocido como ahuehuete, del náhuatl ahuéhuetl, que quiere decir “viejo del agua”, pues habita cerca de pantanos, manantiales y arroyos. Estos enormes árboles abundan en la ribera del lago Camécuaro, llegan a medir 40 metros de altura y tienen troncos muy gruesos y raíces grandes, por lo que son uno de los atractivos del lugar. El parque también es hogar de diversas aves acuáticas como el pato real y el pato de collar mexicano, y de las serpientes de cascabel cola negra y de coralillo.

Para admirar esta riqueza natural se puede dar un paseo en lancha mientras un guía narra la leyenda purépecha acerca de que el lago se formó con las lágrimas de una princesa que lloró amargamente cuando la raptaron para separarla de su enamorado o porque este murió en batalla (las leyendas siempre tienen más de una versión). En todo caso, quienes se adentran en él cuentan que de entre sus aguas surge la figura de una mujer hermosa que les jala los pies para llevárselos y retenerlos con ella para siempre. ¿Te atreverías a bucear después de tu paseo en lancha? Si no, no te preocupes, porque hay muchas otras actividades para convivir con tu familia: nadar en albercas termales, hacer recorridos en bicicleta, acampar en la orilla del lago, así como pescar truchas y cocinarlas en los asadores con los que cuenta el parque.